Modelo K75 y otros garabatos. Los modelos son el mensaje

Hace ya algún un tiempo asistí a una celebración junto a personalidades del mundo del arte, de la moda y el cine. Yo estaba allí de convidado de piedra, como delegado de una de las firmas que patrocinaban el evento. En la firma casi nadie hablaba con demasiada fluidez el lenguaje de las estrellas que asistirían. Pero habían pagado y necesitaban alguien que diera el pego. Yo pasaba por allí y me tocó la china.

Los lectores de este blog ya se figuran que este tipo de eventos no son lo mío, así que limité a asumir mi papel de representante de la firma patrocinadora con la más absoluta de las discreciones. Esto en cambio a los viajeros en el tiempo, y mucho más a los alienímaginas, se nos da bastante bien. Saludar, responder y permanecer vigilante en la sombra para asegurarme de que todo marchaba tal como estaba planificado.

De manera también fortuita, me encontré de pronto, junto al organizador del evento, en medio de un intercambio de saludos con dos de los asistentes que se incorporaban a la celebración. Sharon Stone y Dwayne Johnson me saludaban de manera muy cortés con sus amplias sonrisas. En ese mismo momento fui extrañamente consciente de su presencia, la de ambos, su atractivo, su exuberancia, y yo allí, a su lado, irrelevante, prescindible, en realidad invisible. Mientras les devolvía la sonrisa avergonzado, pronunciaba sus nombres en mi memoria y pensaba… la roca y la piedra. ¡Qué estupidez!

Tenía que inmortalizar ese recuerdo, y fue lo que hice poco después.

💬 Me dieron este cuerpo, un modelo obsoleto, un K-75. Cuando me di cuenta y quise reaccionar ya era demasiado tarde (…) Hace miles de años, cuando la especie pugnaba por la supervivencia, el K-75 aún podía tener algún sentido. No hacía falta ser muy listo, y cada cuerpo contaba, aunque solo fuera como descarte. A los depredadores les daba lo mismo un destartalado K-75 que, por ejemplo, un flamante Sharon Stone Edición Limitada.

La mayoría no tenemos un físico admirable como Sharon Stone o Dwayne Johnson. ¿Es posible poner una reclamación en alguna parte? ¿llegar a convertirte en un codiciado o una codiciada modelo? Y si, por pura casualidad, un pintor desconocido te contratase para posar, y lo que te encuentras plasmado en el lienzo al finalizar la sesión son solo unos garabatos, de lo más vanguardistas, por supuesto, como en su día la obra de Georges Braque o Pablo Picasso, pero garabatos en los que tú no te reconoces, ¿qué hacer entonces? ¿ A quién le pides explicaciones?

Portada de la primera edición

En Modelo K-75 y otros garabatos nos sumergimos en una serie de reflexiones que comienzan con preguntas tan absurdas como estas, preguntas que todos nos hemos formulado en alguna ocasión, junto a Sharon y Dwayne, o mientras vamos dando un paseo o viajamos distraídos en el trasporte público. No difieren mucho de cuestiones con más pedigrí, como la filosofía del libre albedrío, los fundamentos estadísticos del utilitarismo, o la física matemática para una teoría del todo. Cuestiones, en definitiva, sin importancia.

Aquí no encontrarás aventuras trepidantes ni sagas familiares como en las interminables series de Netflix (aunque algo de eso hay también: Soy Gigante);

💬 Era mi enésima reencarnación y ya empezaba a estar harto. Uno piensa que, siendo un gigante, tendría que ser más fácil encontrar un sentido a la vida. A diferencia de muchos otros colectivos minoritarios y raros fenómenos, los gigantes tenemos una clara ventaja. Somos más fuertes, vemos más lejos. Sin embargo, reencarnación tras reencarnación, he acabado liándola siempre, sometido por los mediocres. Los más espabilados intentan aprovecharse de ti. Algunos lo hacen de buena fe, aunque pocos te lo agradecen. Siempre recordaré al brillante sir Isaac, todo un caballero que reconoció que, si había visto más lejos, había sido gracias a que había podido encaramarse sobre mis hombros. Pero la mayoría, lo que querrían es simplemente verte desaparecer.

Ni historias de terror como en las novelas de Stephen King (qué en realidad también: Garras Adoro a los monstruos),

💬 Adoro a los monstruos, a los auténticos, los que aguardan a la llegada de la noche para salir y lo hacen enfundados dentro de una gabardina y con el rostro cubierto por el ala de un sombrero o un pasamontañas, los que, a lo sumo, se muestran camuflados bajo glamurosos disfraces. No me interesan los monstruos de película, los exhibicionistas, los contrahechos, los que berrean sin control o arramblan con todo, como Godzilla. Eso no significa que los monstruos auténticos no te vayan a joder la vida o que haya que compadecerse de ellos. Todo lo contrario. Son terribles, mucho peores que Godzilla. Mi vecino es uno de ellos. Te preguntarás cómo lo sé.

Ni chascarrillos inteligentes como los del cerebrito de Big Bang Theory o paradojas de ciencia ficción dura. Aunque bien pensado… (Estadística).

💬 Las matemáticas siempre se me dieron fatal. Y la estadística. Entre la estadística y yo hay algo personal. Nunca he entendido ese terrible hábito de la sociedad de juzgar todo por la media o la desviación típica. El número de kilocalorías diarias que usted debe ingerir es de 2500. ¿Y si resulta que yo soy un jugador de baloncesto que mide dos metros diez y pesa casi doscientos kilos? 2500 kilocalorías se me quedan en la garganta. En cambio, esa pobre viejecita que tiene casi noventa años y está toda consumida, me recuerda a un viejo osito de peluche. Si esa pobre señora intentase ingerir 2500 kilocalorías diarias, estallaría. Así que yo me como sus calorías y, aun así, me quedo a dos velas (…) Y lo de las desviaciones típicas es ya algo estalinista. ¿Cómo que típicas? ¿Quién decide lo que es típico?

En estos garabatos te encontrarás cara a cara con la vida. Y la vida no es, por supuesto, el viaje del héroe de Joseph Campbell. No al menos la de la inmensa mayoría. Aunque todo es cuestión de escoger bien los nombres para algunas de esas etapas de la vida por las que todos pasamos. Adolescencia, primeros amores o senectud no servirían como reclamo, nos dan un poco de grima. Pero bien aliñadas con una pizca de especias narrativas nos encontraremos en el vientre de la ballena, camino de regreso, o con la libertad para vivir.

Ya solo queda dibujarlo, garabatearlo con un poco de gracia, como hizo Rubens con sus tres ídem, pero ¡cuidado! Tu vida podría convertirse en un modelo. Al final los modelos son lo que cuenta.

Los modelos son el mensaje.

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Portada: Patricia L. Gante, Basada en la obra de Egon Schiele, en dominio público, Grimassierendes Aktselbstbildnis

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