Imaginación y fantasía

El enemigo de la libertad es la fantasía

El mundo al que nos enfrentamos no es sólo un mundo de «hechos», sino un mundo sobre el que nuestra imaginación trabaja de manera constante. La imaginación se nos presenta a menudo como contraste con el pensamiento «estricto» o «científico», y no resulta (como ocurre con tantas otras cosas familiares) fácil de describir.

Para Iris Murdoch1 imaginación es la capacidad humana de dibujar un cuadro interno de la realidad externa compatible con lo que nos encontramos.

Es una especie de reflexión sobre las personas y los sucesos que construye detalles, agrega color y evoca posibilidades que van más allá de lo que podría decirse que es estrictamente fáctico.

El omnipresente ejercicio de la imaginación no siempre es sano y no siempre persigue la verdad. Su funcionamiento puede desviarse con facilidad hacia lo que Iris Murdoch denomina fantasía, que es lo que hacemos cuando lo que dibujamos es una representación interna de la realidad conforme a lo que desearíamos que esta fuera, una realidad ficticia que acaba constituyéndose en una barrera que nos impide ver lo que realmente está ahí fuera.

La imaginación implica la voluntad de ver y disfrutar de lo que es distinto de uno mismo, la capacidad de ver lo otro, lo que uno podría llamar, utilizando grandes palabras, la naturaleza, la realidad, el mundo.

Pero los seres humanos solemos estar demasiado preocupados por nosotros mismos y nos pasamos la vida con fabricaciones que subvierten el funcionamiento propio de la imaginación, tejiendo un velo falsificador que oculta parcialmente el mundo. En lugar de la humilde curiosidad sobre la realidad, caracterizada por la objetividad y el realismo asociados con la sana imaginación, nos enredamos en fantasías y ensoñaciones.

La imaginación y la fantasía están involucradas con la acción y no solo con la percepción. Usamos nuestra imaginación no para escapar del mundo sino para unirnos a él. Por el contrario, en términos de nuestro involucramiento con el mundo, la fantasía se asocia con la pereza y la desconexión.

Una mirada fantástica, desvinculada, no es más que la falta de atención al escenario, a las consecuencias de nuestras acciones, y a la correspondiente falta de autocrítica. En un mundo que nos plantea retos constantes2, la fantasía es una tentación, el camino de mínima resistencia.

Percibir, pensar y actuar con imaginación, en lugar de con fantasía, es tanto dejar que lo que está más allá del ego ejerza una mayor influencia sobre uno mismo como ofrecer a cambio a esa realidad algo creativo y transformador. Es ser simultáneamente más fiel a la realidad, tal como es en la actualidad, nos guste o no, y más capaz de trascender el statu quo.

La imaginación implica la atención a otras personas, otros lugares, culturas y miradas, en su genuina alteridad, mientras que la fantasía trabaja para asimilarlos a nosotros mismos y a nuestros propios propósitos.

En palabras de Marta Nussbaum3 :

Los ciudadanos no pueden relacionarse con el mundo complejo que los rodea solo mediante el conocimiento de los hechos y la lógica. La tercera habilidad del ciudadano, íntimamente relacionada con las dos primeras, es lo que podemos denominar imaginación narrativa, la capacidad de pensar cómo sería estar en el lugar de una persona diferente a uno mismo, ser un lector inteligente de la historia de esa persona y comprender las emociones y los deseos que alguien en esa posición podría tener.

Iris Murdoch ve al enemigo de la libertad en el mal uso de la imaginación, en la fantasía, algo implacablemente natural al ser humano y contra lo que la «razón pura» tiene pocas posibilidades.

No somos actores libres, monarcas de lo que contemplamos, sino criaturas ignorantes sumergidas en una realidad cuya naturaleza estamos tentados de deformar de manera constante y abrumadora por medio de la fantasía. Nuestra idea de libertad alienta el ensueño; cuando lo que requerimos es un renovado sentido de la dificultad y complejidad de la vida moral y la opacidad de las personas.

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(1) Murdoch, Iris. Existentialists and Mystics: Writings on Philosophy and Literature. Penguin, 1999.

(2) Una interesante reflexión a propósito de las ideas de Murdoch en el contexto actual del reto del cambio climático: Davison, Andrew. ‘“Not to Escape the World but to Join It”: Responding to Climate Change with Imagination Not Fantasy’. Philosophical Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences 375, no. 2095 (May 2017): 20160365. https://doi.org/10.1098/rsta.2016.0365.

(3) Nussbaum, Martha C. ‘Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities – Updated Edition’. In Not for Profit. Princeton University Press, 2016. https://doi.org/10.1515/9781400883509. Las otras dos capacidades que cita Nussbaum son la de pensar críticamente y la de trascender las lealtades locales y abordar los problemas mundiales como “ciudadano del mundo”.

Imagen, Iris Murdoch © alienimagina

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