Sociobiología de la corporación

«Somos los Borg. Vais a ser asimilados. Resistirse es inútil»

En la era del Antropoceno, las corporaciones se han convertido en la fuerza más poderosa del planeta. Su influencia en la sociedad y el medio ambiente supera a la de cualquier gobierno, y podría ser determinante para la sostenibilidad futura de la vida humana. Las corporaciones han sido descritas como personas y como máquinas, pero ninguna de esas dos imágenes describe con precisión su verdadera esencia ni ayuda a entender la razón de su poder.

Encontrar una nueva metáfora para la corporación es el objetivo de Steve Coulter, profesor del Programa de Escritura de la Universidad de California, Santa Cruz.

La inspiración son los Borg de Star Trek, un grupo de humanoides cibernéticos (ciborgs) conectadas por implantes corticales a una mente colmena o conciencia de enjambre (el Colectivo), controlada por la Reina Borg. Inspirados en los súper organismos terrestres propios de hormigueros y colmenas de abejas, son la raza alienígena más temida del universo ideado en la serie Star Trek.

El impresionante éxito de los borg al asimilar a sus enemigos se corresponde con el asombroso éxito de los súper organismos de nuestra propia biosfera. Pero los borg también son una representación metafórica de otro grupo de entes biológicos: las corporaciones.

Darle un giro a nuestra metáfora sobre las corporaciones para entenderlas como agentes biológicos de la biosfera nos permitiría imaginar mejores formas de poner límite a su creciente dominio…

O por qué no (y esto lo digo yo, no Steve Coulter), convertirlas en un instrumento eficaz para la creación de un futuro sostenible.

En un artículo publicado en la revista Teknocultura de la UCM en 20161 , Steve Coulter presenta uno de los análisis recientes más atractivos que he encontrado sobre el fenómeno de la corporación.

Las corporaciones constituyen un nuevo tipo de súper organismo que se ha convertido en la especie dominante del planeta Tierra. Un superorganismo no es un simple conjunto de individuos, sino un colectivo unificado por medio de vínculos genéticos, con patrones de comportamiento programados.

Lo que sigue a continuacion es un resumen de su análisis, con mínima intervención*.

La corporación como persona

Incluso en el caso de las enormes corporaciones multinacionales, tendemos a identificar la organización con la persona. Satya Nadella, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Elon Musk son la imagen de Microsoft, Amazon, Meta o Tesla. El CEO es el rostro humano de la corporación, de la misma manera que la reina Borg actúa como un avatar para la mente colmena. La metáfora de la corporación como individuo es consecuencia natural de su historia. y está hoy sólidamente cimentada en el derecho.

Steve Coulter cita el caso reciente de 2010 de Citizens United contra la Comisión Federal de Elecciones, en el que la Corte Suprema de los Estados Unidos, dictaminó que una corporación tiene los mismos derechos fundamentales recogidos en la Primera Enmienda de la Constitución que una persona.

El precedente de esta decisión se remonta más de cien años atrás, hasta la era en la que el poder corporativo comenzó su ascenso con la propiedad de las grandes industrias y las redes de transporte de los ferrocarriles. El momento decisivo del asalto al poder data de 1886.

En su nota sobre la decisión del 10 de mayo de 1886 de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en el caso del condado de Santa Clara contra la Southern Pacific Railroad Company2, J. C. Bancroft Davis, presidente de Newburgh and New York Railway Company, destaca:

Uno de los puntos tratados y discutidos extensamente en el escrito de los abogados de los acusados por error fue que ‘las corporaciones son personas en el sentido de la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos’.

Los estados nación también emplean la metáfora de la persona. Un presidente o primer ministro es el jefe de estado. En las monarquías, el rey o la reina no son solo una representación simbólica del estado, sino que encarnaban físicamente su poder. En los medios de comunicación, «El Kremling hace» o «la Casa Blanca dice» son titulares habituales… Y si lo piensas dos veces, inquietantes.

Este enfoque sobre la agencia individual es consecuencia del ideal renacentista de un ser racional que se encuentra en el centro del universo y que, a través de la ciencia, obtiene una comprensión del funcionamiento del universo. Las sociedades capitalistas contemporáneas atribuyen el comportamiento de las organizaciones complejas a la agencia de los individuos. No tenemos metáforas adecuadas disponibles para explicar su comportamiento autónomo, más allá de la agencia humana.

Luther Daniels Bradley, Design for a Union Station

La corporación como maquina

Comenzando en la década de 1920 con Metrópolis de Fritz Lang, y continuando hasta el día de hoy con la película más taquillera de todos los tiempos, Avatar de James Cameron, la imagen habitual en el cine y los medios de comunicación de la corporación es la de la máquina.

La imagen de la máquina nos ofrece una comprensión alternativa de las corporaciones que explica su inherente amoralidad y, por ende, nos libera de entender o justificar cómo una organización integrada por personas puede persistir en patrones de comportamiento claramente destructivos para la humanidad y el planeta. Rechazamos de manera visceral la implicación implícita en la metáfora de la persona de que las personas son inherentemente codiciosas y egoístas. La máquina nos redime de responsabilidades.

Uno de los escritores más esclarecedores sobre este tema es Jerry Mander. En 1991 publicó «In the Absence of the Sacred: The Failure of Technology and the Survival of the Indian Nations» (En ausencia de lo sagrado: el fracaso de la tecnología y la supervivencia de las naciones indias)3 que incluye un capítulo brillante y profético titulado “Las corporaciones como máquinas”. Se trata de uno de los primeros intentos significativos de comprender y reimaginar metafóricamente la verdadera naturaleza de la corporación. Una de sus ideas significativas se refiere al grado en que se da por sentada la existencia de las corporaciones y el alcance del poder corporativo:

Dada la medida en que las corporaciones afectan tanto al cambio técnico como a las fuerzas de la naturaleza, es sorprendente la poca atención que les prestamos. Oímos sus nombres anunciados con trompetas y proyectados hacia nosotros en cualquier dirección que miremos. Pero la mayoría de nosotros aceptamos su existencia sin cuestionárnosla, de manera inconsciente, como un ruido de fondo.

El grado en que el creciente poder de las corporaciones no ha sido cuestionado por la conciencia pública fue señalado casi al mismo tiempo por David Korten en «When Corporations Rule the World» (Cuando las corporaciones gobiernan el mundo)4.

Las corporaciones se han convertido en las instituciones de gobierno dominantes en el planeta, y las más grandes de ellas llegan a prácticamente todos los países del mundo y superan a la mayoría de los gobiernos en tamaño y poder.

Escritores como Paul Hawken y Amory Lovins abogaron a finales del siglo pasado por una nueva forma de comportamiento corporativo basado en preocupaciones ambientales y de justicia social que ellos llaman capitalismo natural5. Su teoría establece que, con las personas adecuadas a cargo, basando sus decisiones en un conocimiento ilustrado de las consecuencias ambientales y sociales a largo plazo, es posible alterar de manera fundamental el comportamiento corporativo.

Korten y Mander argumentan en contra de esta posibilidad al atribuir el problema, no a las personas o a su falta de conocimiento ilustrado, sino a la forma y estructura mismas de la corporación.

El problema está profundamente arraigado en la estructura y las reglas por las cuales las corporaciones están obligadas a operar. La maravilla de la corporación como innovación social es que tiene la capacidad de reunir en una sola estructura a miles de personas y obligarlas a actuar concertadamente de acuerdo con un objeto social que no necesariamente es el suyo. Los que se rebelan o incumplen son expulsados y sustituidos por otros que eran más obedientes. (Korten, 1995, pág. 67)

Todos los empleados están obligados a actuar en concierto, a comportarse de acuerdo con la formas y leyes corporativas. Si alguien intentara rebelarse contra estos principios, el único resultado sería que la corporación expulsara a la persona y la reemplazara por otra que actuaría de acuerdo con las reglas. La forma determina el contenido. Las corporaciones son máquinas. (Mander, 1991, pág. 121)

Pensamos en las corporaciones como si tuvieran una forma física concreta, pero su verdadera existencia está solo en el papel y en nuestra mente. Pero si las corporaciones no tienen una existencia física, debemos replantear nuestra comprensión del enorme y floreciente poder de las corporaciones viéndolas como algo completamente diferente de una persona o una máquina.

Sociobiología y superorganismos

En 1975, Edward O. Wilson publicó «Sociobiology: The New Synthesis» (Sociobiología: la nueva síntesis)6, en la que definió la sociobiología como «La extensión de la biología de poblaciones y la teoría evolutiva a la organización social».

En el libro publicado en 2009 junto con Bert Hölldobler “The Superorganism: The Beauty, Elegance, and Strangeness of Insect Societies” (El superorganismo: la belleza, la elegancia y la extrañeza de las sociedades de insectos)7 se describen los superorganismos más conocidos: hormigas, termitas y abejas, cuyas colonias son organizaciones increíblemente complejas que consisten en innumerables organismos individuales.

Un superorganismo es una colonia de individuos autoorganizados por división del trabajo y unidos por un sistema cerrado de comunicación.

Las dos características distintivas de los superorganismos son:

  • La interdependencia de los individuos: ningún miembro separado de la colonia no sobreviviría por mucho tiempo,
  • La división del trabajo: los miembros están genéticamente programados para realizar diferentes tareas que contribuyen al mantenimiento general de la colonia. colonia.

Las divisiones primarias del trabajo incluyen la creación de diferentes castas para producir y cuidar de la descendencia, defender el nido, buscar comida, etc. Los superorganismos pueden compararse con la sociedad humana no solo en su increíble complejidad, sino también en su éxito evolutivo como especies.

La metáfora del superorganismo

En «Here on Earth: A Natural History of the Planet» (Aquí en la Tierra: una historia natural del planeta)8, Tim Flannery postula el desarrollo independiente de cinco superorganismos originales en cinco regiones: la Media Luna Fértil, Asia Oriental, América del Sur, América del Norte y Nueva Guinea, y da como ejemplo de uno de los conflictos entre ellos, la llegada del superorganismo de la Media Luna Fértil (europea) a América del Sur, lo que llevó a la rápida destrucción del superorganismo sudamericano.

Es una forma fascinante de ver las civilizaciones. Aunque no se ajusta a varias de las características clave de un superorganismo en sentido estricto, la metáfora de la civilización como superorganismo es fascinante y contribuye a nuestra comprensión de la historia y el futuro de la civilización humana desde una perspectiva sociobiológica.

Otro uso significativo de la metáfora del superorganismo tiene lugar en «Metaman: The Merging of Humans and Machines into a Global Superorganism» (Metaman: la fusión de humanos y máquinas en un superorganismo global), un libro del biofísico Gregory Stock publicado en 1993. Stock sólo menciona brevemente el poder corporativo en las más de 200 páginas sobre el nuevo superorganismo global.

El desarrollo de Metaman no avanza en esa dirección. La competencia global será cada vez más entre corporaciones y alianzas corporativas en lugar de naciones

Considera que es una tendencia inevitable y positiva.

La capacidad tecnológica de Metaman para ir más allá de los combustibles fósiles es indiscutible.

Steve Coulter se pregunta no obstante cómo es posible que, si Metaman es tan inteligente, esté llevando la biosfera al riesgo de extinción.

Dos décadas antes de la publicación de Metaman, el primer uso de la metáfora del superorganismo fuera del campo de la sociobiología fue formulado por James Lovelock en su hipótesis Gaia (1979)9. Tampoco encaja en la definición más estrecha basada en la sociobiología, pero es otra metáfora fascinante y valiosa de la biosfera, que puede ayudar a garantizar que el planeta siga albergando vida.

La corporación como superorganismo

Las dos organizaciones más exitosas del planeta han sido las sociedades de insectos y las corporaciones.

Una definición biológica de un organismo incluye lo siguiente10 :

  • Un organismo está hecho de células que contienen ADN. Una corporación puede interpretarse como similar de varias maneras. En las corporaciones, el plan para la corporación está contenido en dos formas: los documentos legales que estructuran la organización y la comprensión de esos documentos contenidos en la mente de las personas en la corporación12.
  • Los seres vivos mantienen el orden dentro de sus células y cuerpos. Las corporaciones se dedican constantemente a la tarea de mantener el orden en su interior. Una corporación que permitiera cualquier desorganización significativa dejaría de existir. Su misma existencia está definida por su organización.
  • Los seres vivos regulan sus sistemas. Las corporaciones regulan sus sistemas para mantener la rentabilidad. Suben y bajan los precios, se abastecen de suministros, contratan empleados productivos, mantienen sus plantas físicas, se reubican si es ventajoso, etc.
  • Los seres vivos responden a las señales del medio ambiente. Las corporaciones se dedican continuamente a la investigación de mercado, las relaciones públicas y la publicidad. Continuamente recrean sus imágenes y comportamientos en respuesta al mercado.
  • Los seres vivos transfieren energía entre ellos y entre ellos y su entorno. Las corporaciones transfieren energía entre sí y del medio ambiente en forma de productos y moneda. La moneda es simbólica y canjeable por diversas formas de energía y materias primas.
  • Los seres vivos crecen y se desarrollan. Las corporaciones están en constante crecimiento al expandir sus operaciones y al fusionarse o adquirir otras corporaciones. El crecimiento está representado simbólicamente por la acumulación de moneda que se suma al valor neto y al poder.
  • Los seres vivos se reproducen. A través de la reproducción, los organismos permiten la existencia continua de su genoma. Las corporaciones no tienen que reproducirse porque son potencialmente inmortales. Los empleados individuales mueren, pero la corporación sigue viva. La reproducción corporativa es esencialmente continua y, en un sistema capitalista, depende del crecimiento continuo.
  • Los seres vivos tienen características que evolucionaron con el tiempo. Las corporaciones evolucionan con el tiempo. Debido a la competencia, las corporaciones más eficientes y rentables sobreviven y sus competidores mueren. Los rasgos corporativos más eficientes son copiados por nuevas corporaciones que mejoran la calidad y crean una competencia continua.

Las corporaciones cumplen con todos los requisitos biológicos para ser clasificadas como organismos.


El genoma corporativo

Las corporaciones son superorganismos porque su «código genético» tampoco está contenido en ningún individuo en particular, sino que está determinado por documentos externos al cuerpo físico de cualquiera de sus miembros y que son interpretados por el superorganismo en su conjunto.

Está lejos de ser una consideración incidental que en sus estructuras de gobierno interno, la corporación se encuentre entre las organizaciones más autoritarias y pueda ser tan represiva como cualquier estado totalitario.

Esta imposición de conformidad autoritaria es una estrategia deshumanizante, pero rentable, empleada por las corporaciones.

Eusocialidad corporativa

Los grupos organizados vencen a los solitarios en la competencia por los recursos, y los grupos grandes y organizados vencen a los más pequeños de la misma especie. Entonces, ¿por qué la eusocialidad ha sido tan rara? La respuesta es que requiere de un altruismo con los no descendiente, esto es, un comportamiento que beneficia a los otros por encima y con el coste de oportunidad de la (re)producción de descendientes propios.

Uno de los elementos clave del éxito empresarial ha sido la estrategia deshumanizadora de la división extrema del trabajo. Quizás deseemos enfoques más amables y gentiles respecto del trabajo humano, pero debemos comprender que en la competencia corporativa despiadada, los trabajadores humanos son prescindibles. La sociedad exige la prosperidad y los bienes baratos que son el resultado de que los superorganismos corporativos utilicen cualquier estrategia que sea más rentable.

Reproducción y adaptabilidad de la corporación

Las corporaciones pueden reproducirse mediante la escisión de filiales de su exclusiva propiedad, un modo de reproducción asexual, o formando empresas conjuntas de diferentes tipos, un modo de reproducción sexual. Las corporaciones contemporáneas al sexo lo llaman “fusión”.

Consumo corporativo

Los superorganismos corporativos son extremadamente adaptables, pero no pueden existir sin un suministro cada vez mayor de combustible de alta calidad para satisfacer las demandas de una economía de crecimiento infinito.

La creencia irracional en la posibilidad de un crecimiento infinito ha sido creada en gran medida por el suministro cada vez mayor de combustible concentrado a base de carbono de bajo costo que comenzó con la Revolución Industrial y continúa hasta el día de hoy.

Lexica Art

En conclusion

Una cosa está muy clara: hemos creado una generación de cyborgs. El concepto de cyborg, un ser humano biológico cuyo cuerpo ha sido ampliado mediante adiciones tecnológicas, ha sido y es un tema recurrente en la ciencia ficción. Una de las representaciones más populares ha sido la asimilación por parte de los Borg de razas alienígenas humanoides mediante la inyección de nanosondas microscópicas y la adición quirúrgica de implantes láser oculares y prótesis de brazos.

El teléfono inteligente se ha convertido en un nuevo apéndice inseparable de una nueva generación de usuarios. Por supuesto, el accesorio no está por el momento ligado físicamente al cuerpo, pero cuando observamos el pánico que sobreviene cuando un milenial pierde su teléfono inteligente, podemos percibir el apego psicológico y emocional como algo muy real y casi físico.

Las corporaciones aman a los cyborgs.

¿Qué pasaría si los superorganismos corporativos pudieran controlar las mentes de los futuros trabajadores volviéndolos adictos a sus teléfonos inteligentes y controlando el contenido? Aquí es donde todo se vuelve confuso, porque Internet sigue siendo como el Salvaje Oeste, nadie tiene el control total. Ese potencial existe pero aún no se ha implementado.

A través de las innumerables sagas de Star Trek, un tema recurrente es el presagio del triunfo final de los Borg sobre la alianza de especies humanoides de la Federación. ¿Es esto en realidad un presagio profético de nuestro propio destino?

Nos gusta creer que los humanos son la especie más poderosa del planeta, pero es solo una ilusión, porque el superorganismo corporativo es ahora la especie más poderosa del planeta. Quizás solo cuando comprendamos mejor su éxito incontrolable a través de la lente de la sociobiología, seremos capaces de imaginar formas de socavar su dominio y su aparente invencibilidad.

O quizás encontraremos la mejor forma de explotar la corporación para proyectarnos como especie. (Esto de nuevo lo dice el autor de este post, no Steve Coulter). En los variados e inciertos posibles futuros de nuestra especie, la corporación (superorganismo) podría sin duda competir con ventaja contra la superinteligencia de los futuros humanos empoderados por la IA o la biología sintética, o los superrobots. Nada garantiza desde luego nuestra supervivencia con nuestra actual forma física y social.

____________________

(1) Coulter, Steve. ‘Resistance Is Futile: The Borg, the Hive, and Corporate Hegemony’. Teknokultura. Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales 13, no. 1 (26 April 2016): 217–44. https://doi.org/10.5209/rev_TK.2016.v13.n1.52150. Publicado como CC BY 4.0 DEED Atribución 4.0 Internacional

(2) Santa Clara County v. Southern Pacific Railroad Company (Ballotpedia, Wikipedia)

(3) Mander, Jerry, In the Absence of the Sacred: The Failure of Technology and the Survival of the Indian Nations, 1991

(4) Korten, David, When Corporations Rule the World, 1995

(5) Hawkern, Paul, Amory B. Lovins, and L. Hunter Lovins. Natural Capitalism: Creating the Next Industrial Revolution 1999

(6) Wilson, Edward Osborn. Sociobiology: The New Synthesis. Harvard University Press, 1975.

(7) Wilson, Edward Osborn, and Bert Hölldobler. The Superorganism: The Beauty, Elegance, and Strangeness of Insect Societies. W. W. Norton & Company, 2008.

(8) Flannery, Tim, Here on Earth: A Natural History of the Planet, 2012

(9) Stock, Gregory, Metaman: The Merging of Humans and Machines into a Global Superorganism, 1993

(10) Lovelock James, Gaia: A New Look at Life on Earth. Oxford University Press ,1979

(11) Kratz, René Fester, y Donna Rae Siegfried. Biology for dummies. N.J.: Wiley, 2010

(12) En cada una de estas características hay un claro paralelo con la Corporación. En un curso reciente sobre estrategia utilizo de manera explícita la comparación de Modelo de Negocio y ADN de la empresa.

(*) La visión de la corporación de Steve Coulter es negativa. Debemos tomar conciencia de ella para limitar su poder. Estando de acuerdo con la necesidad de limitar el poder de las corporaciones (como de cualquier otra entidad), mi propia visión de la posible evolución futura de nuestra especie es mucho más especulativa.

Deja un comentario