Ecotopía o cómo imaginar un futuro que funciona

¡Embárcate en un viaje asombroso hacia un mundo de infinitas posibilidades!1

Estamos en 1999. Han pasado veinte años desde que el norte de California, Oregón y Washington se escindieron de los Estados Unidos para crear una nueva nación. Abundan los rumores sobre los bárbaros juegos de guerra, la adoración de los árboles, las políticas revolucionarias y la extravagancia sexual. Desde 1980, Ecotopía ha permanecido aislada, como China. Ahora, por fin, se admite a un visitante oficial. Se trata de William Weston, un excelente periodista de investigación.

(3 de mayo 1999) En marcha de nuevo, querido diario. Un cuaderno nuevo con un montón de hojas en blanco esperando a ser rellenadas. ¡Qué agradable estar por fin en camino!

En las calles de San Francisco no hay coches; se han plantado árboles. Los transportes públicos, pequeños tranvías electrónicos, son gratuitos. Los ecotopianos se visten con trapos multicolores, ignoran lo sintético. Los aviones a reacción tienen prohibido sobrevolar el cielo puro. La prostitución y los juegos de azar no son perseguidos, ya que no atentan contra la libertad del prójimo. El jefe de estado es una mujer. Los hombres se entregan a rituales guerreros. Los niños aprenden a cultivar la tierra. Los ciudadanos viven en un sistema descentralizado que recuerda a las federaciones anarquistas.

Como un Gulliver moderno, Will Weston a veces se horroriza, a veces se siente abrumado. Pero de manera gradual, Ecotopia le irá revelando todo lo que él ya sospechaba sobre el gobierno y la naturaleza humana, obligándole a elegir entre dos visiones diametralmente opuestas de la civilización.

Atención (spoiler)2:

El texto de este libro ha sido extraído del diario personal y de los artículos escritos por William Preston en su viaje a Ecotopía. A pesar de la naturaleza discutible o controvertida de algunas de las partes del diario personal, hemos respetado el deseo de Weston de publicar el texto tal y como él lo escribió. Los lectores podrían estar interesados también en la siguiente nota, que venía acompañando al diario personal de Preston cuando llegó a la Redacción del Times-Post, dirigida al director:

Querido Max:

Me dijiste que había que ir hasta el fondo y escribir toda la verdad pura y simple, pero me di cuenta, una vez que yo mismo me vi implicado en la historia, que no podría hacerlo de ninguna manera. Así pues, te envió mi diario personal, incluso a pesar de que no estoy muy seguro de que puedas hacer algo con él. En lo que a mí concierne, puedes hacerlo circular por la oficina, enterrarlo en los archivos, o imprimirlo. (Por favor, intacto o nadaZZZ). He decidido no regresar más, Max. Entenderás la razón cuando leas mi diario. En cualquier caso, gracias por enviarme a este cometido, que ni tú ni yo sabíamos adónde podría llevar. Me llevó a mi hogar.


WILL

La utopía de Callenbach

Ernest William Callenbach (3 de abril de 1929 – 16 de abril de 2012) fue un autor, crítico de cine y editor, que alcanzó la fama con su novela Ecotopía (auto)publicada en 1975. Imaginó un país independiente formado por los Estados de Oregón, Washington y el norte de California en 1999, 25 años en el futuro, un tiempo que parecía todavía lejano en el momento de publicación de la obra.

En la década de los setenta, los planteamientos sobre ecología y sostenibilidad aún no habían entrado en el debate generalizado al que asistimos en la actualidad, cincuenta años después. Callenbach tomó conciencia sobre las cuestiones ambientales y sus conexiones con los sistemas de valores humanos, patrones sociales y estilos de vida, durante sus años como editor de las Guías de Historia Natural de la Universidad de California (U.C.Press).

Comenzó a dar vueltas a la idea de Ecotopía en 1971. Si todavía no existía ningún país que fundamentara sus decisiones básicas con argumentos que primen la biología sobre la economía, inventarlo parecía un reto interesante. Callenbach comienza a explorar las ideas sobre sostenibilidad y gobierno. Entre sus referentes se cuentan Amory Lovins y Edward Abbey.

La secesión de Ecotopía en 1.980 fue seguida por la de Quebec de Canadá en 1.983. Los informes de nuestros servicios de inteligencia hablan de continuos disturbios «minoritarios» hasta en la Unión Soviética. Es una tendencia general a todo el mundo. El único caso importante de evolución de signo opuesto que podemos señalar es el de la unión de los países escandinavos en 1.985 –e incluso ésta es quizás sólo la excepción que confirma la regla, ya que, en cualquier caso, los escandinavos eran prácticamente un mismo pueblo desde el punto de vista cultural

Ecotopía

Callenbach escogió la región del noroeste de los Estados Unidos porque la conocía bien:

… simplemente porque vivo aquí [en Berkeley, California]. Si vas a escribir una novela sobre un lugar, será mejor que tengas bastante conocimiento sobre cómo es ese lugar y cuáles son sus características. como son las personas que lo habitan. Pero creo que la razón más importante es que Ecotopía es una especie de biorregión. En el momento en que escribí Ecotopía, el término «biorregión» aún no se había inventado, aunque apareció muy poco tiempo después.

CascadiaNow, The Man Who Invented Utopia

La biorregión de Cascadia, como comenzaron a llamarla poco después zoólogos y botánicos, se extiende hacia el norte desde las montañas Tehachapi en el sur de California hasta la Columbia Británica y la península de Alaska.

El biorregionalismo defiende que los sistemas políticos, culturales y económicos son más sostenibles y justos si están organizados alrededor de áreas naturalmente definidas llamadas biorregiones, similares a las ecorregiones.

El biorregionalismo es una ideología que tiene sus raíces en los San Francisco Diggers (1968), específicamente en Peter Berg. Los Diggers fueron un grupo descrito como anarquistas durante el movimiento contracultural de los años 60. Estuvieron involucrados e inspiraron a muchos grupos, incluidos los Yippies, Black Panthers y UAW/MF.

El biorregionalismo es una ideología que afirma que los individuos deberían tener control democrático directo sobre la biorregión en la que viven. Las biorregiones pueden ser difíciles de definir; sin embargo, creemos que las cuencas hidrográficas deberían ser el factor definitorio más importante.

Free Cascadia

Dos años después, Callenbach consideró que había aprendido y escrito lo suficiente como para comenzar a circular un manuscrito entre sus amigos. Fue uno de ellos el que tuvo la brillante idea de crear un personaje que escribiera todos esos artículos y reportajes que Callenbach había ido desarrollando y dar a la obra una forma ficcional.

Yo me sentía bastante reacio. He pasado la mayor parte de mi vida como crítico y editor de revistas de cine; no soy un novelista. Pero mis amigos son muy persuasivos (…) Una vez que se me ocurrió la obvia posibilidad de que Weston pudiera encontrar una maravillosa mujer (…), mi interés por el asunto empezó a crecer.

Ernest Callenbach

(15 de Mayo 1999) Marissa Nube Luminosa. Un nombre de inspiración india que ella mismo eligió, como hacen la mayoría de los ecotopianos, vino a esperarme ayer al tren para conducirme hasta el campamento forestal en el que debo observar, durante unos cuantos días, como funciona en la práctica la política de explotación y preservación de los bosques

Ecotopía

El periodista estadounidense que Callenbach escoge como protagonista, William Weston, es una amalgama etimológica y psicológica entre Julian West de Edward Bellamy (Looking Backward) y Will Farnaby de Aldous Huxley (Island). Callenbach rinde con ello tributo a dos de sus predecesores en el terreno de la utopía4. Pero mientras que las aproximaciones de Bellamy y Huxley son representativas de la indiferencia casi universal de los novelistas utópicos ante el problema de cómo sus utopías podrían realmente hacerse realidad, el éxito inesperado de Ecotopía ofreció a Callenbach la oportunidad de dar un paso más .

Cuando hablé con Callenbach en 1979, me explicó que muchos lectores de Ecotopía lo habían estado presionando para que mostrara cómo se podría realmente crear Ecotopía en un futuro cercano. Se tomó este desafío y su visión utópica lo suficientemente en serio como para comenzar a escribir una «precuela» de Ecotopia, titulada Ecotopia Emerging, publicada finalmente en 1981 por Banyan Tree Books de Callenbach.

Ni Bellamy ni Huxley hacen un intento serio de persuadir al lector de que las cosas realmente sucederán tal como se presentan en sus respectivas obras. Ecotopia Emerging es el intento ficcional riguroso de Callenbach de esbozar una transición realista a la utopía.

La visión de una sociedad ecológica, en un estado estacionario, descentralizada, cooperativa, democrática, pacífica y relativamente igualitaria tocó una fibra sensible de la mentalidad del mundo occidental y Ecotopia se convirtió en obra de culto. Como en toda obra que se precie de decir algo novedoso, no fue desde luego gracias al apoyo de los medios establecidos. Más de 20 editoriales rechazaron la publicación.

Una dijo, «Lo siento, la moda de la ecología ya ha pasado»: (En Nueva York juegan a fondo con la moda, y cuando están cansados de algo, concluyen que la moda ha pasado). Otro editor dijo que el libro no tenía suficiente «sexo y violencia». Muchos estimaron que el libro no era ni una novela propiamente dicha, ni un ensayo propiamente dicho, ni tampoco, el tipo de libro que ellos conocían; y como yo mismo soy un editor, sé que la reacción en tales situaciones es decir, «Pues bien, si no puedo decir lo que es, lo mejor es rechazarlo e ignorarlo”.

Ernest Callenbach

El índice de Ecotopía5 muestra que, efectivamente, el libro se mueve entre el reportaje y la ficción. Una gran ventaja de este tipo de obra es que la que la tiranía del argumento no es el protagonista absoluto, lo que ofrece al lector vago y descuidado pero ávido de penetrar en todos los rincones de la literatura y el pensamiento, la posibilidad de sumergirse, al más puro estilo Rayuela, en cualquiera de sus páginas y disfrutar con lo que allí encontrará.

Para este tipo de lector, la lectura es desde luego sugerente y enriquecedora. La utopía en todo caso es un género poco agradecido, y seguramente una misión imposible. ¿Consigue Callenbach el propósito que nos vendía la primera edición? ¿Un futuro que funciona y sobre todo hacer deseable el viaje al mundo que nos ofrece Ecotopia?

Con seguridad, habrá tantas opiniones como lectores.

Lo que sigue a continuación es el epílogo que Ernest Callenbach escribió para la edición de 2004, conmemorativa de los 30 años de la publicación, en el que comparte algunas ideas sobre el por qué y la experiencia del creador de mundos posibles!

El making-of de Ecotopia

Ecotopia fue inicialmente rechazada por veinte editores de Nueva York. Sólo llegó a publicarse gracias a la inversión de algunos amigos generosos en una edición de bolsillo. Hasta la fecha, ha vendido casi un millón de copias, en nueve idiomas, y el término «ecotópico» se entiende hoy en todo el mundo. Una búsqueda en Google de «Ecotopia», devuelve en cinco segundos más de veintiún mil entradas6.

La vida del este pequeño libro sigue sorprendiéndome. Cuando la distribuidora Bookpeople, propiedad de sus empleados, aceptó unos cientos de copias de la edición original, mis expectativas eran muy modestas. Pero enseguida mucha gente respondió con entusiasmo a Ecotopia. La primera señal fue ver a los trabajadores del almacén de Bookpeople, la mayoría de ellos amantes de los libros, entusiasmados. Pronto, el libro adquirió la inesperada etiqueta de «clásico underground». Comenzaron a llegar críticas amistosas desde un amplio espectro de publicaciones. Los lectores hablaron a sus amigos sobre el libro y compraron copias para regalar. Los instructores comenzaron a usarlo en las clases universitarias. Era breve, legible y suscitó vigorosos debates. El New York Times, que había desdeñado reseñarlo, publicó una noticia sobre «el pequeño libro que podía llegar a ser». Poco después, Bantam Books publicó una edición de bolsillo para el mercado masivo. La traducción al alemán sirvió como inspiración para la fundación del Partido Verde. (La precuela Ecotopia Emerging, puede ser mejor en cuanto a caracterización, diálogo y estructura de la historia, pero no sorprendió a la gente como lo hizo Ecotopia).

Me llevó más de tres años escribir este breve libro. Las ideas de investigación que se manejan eran difíciles y, si se me permite decirlo, originales. En los años setenta estábamos experimentando un nuevo y apasionante estallido en la investigación e innovación tecnológica sobre ecología, pero nadie había pensado todavía en las implicaciones que tendrían en nuestra forma de vida. El concepto mismo de sostenibilidad ecológica, tal como lo entendemos ahora, apenas estaba apareciendo. Mirando hacia atrás, parece claro que Ecotopía fue el primer intento de retratar una sociedad sostenible, y que esto, más que su modesto mérito literario, explica su durabilidad. También ayudó que la mayor parte del borrador del manuscrito pasara por manos de personas conocedoras de la materia. La reseña de la que estoy más orgulloso surgió de la muy apropiada revista de tecnología Rain, de Portland, que también reimprimió el capítulo los bosques de Ecotopía: «Parece obvio, como la rueda».

Construir una sociedad imaginaria es un poco como diseñar un juego: la sociedad desarrolla reglas, principios y convenciones, y el autor no está completamente a cargo de todo ello. Ecotopía no es un libro «futurista» que se limita a proyectar tendencias. Tampoco retrata una utopía, un país imaginario donde todo es enteramente perfecto para siempre. (El título deriva de raíces griegas que significan lugar y hogar, y ya sabemos que los hogares no son perfectos para siempre.) Tampoco es ciencia ficción. Quizás sea «ficción política», basada en el supuesto de que una masa crítica de personas podría llegar a ver que su supervivencia y felicidad dependen de darle al menos tanto peso al resultado biológico como al económico.

En cuestiones tecnológicas, el libro era deliberadamente conservador. Cuando apareció, podríamos haber estado haciendo cualquiera de las cosas que hacían los ecotopianos y, por supuesto, podríamos estar haciéndolas ahora. Pero en su retrato de una economía controlada por los trabajadores y sus métodos relajados, Ecotopía fue, y continúa siendo, profundamente radical. El panorama general transmite a los lectores una sensación esperanzadora de que existen alternativas reales a nuestro actual rumbo corporativista, militarista, ultra competitivo y obsesionado con el petróleo.

Quizás porque he trabajado como crítico de cine tengo una mente literal: quiero ver las cosas en detalle. Así que trabajé duro para asegurarme de que los lectores pudieran aprender qué comían los ecotopianos, cómo eran sus viviendas, cómo viajaban, cómo funcionaban sus escuelas y sus hospitales, etc. Los detalles que me fascinaron a mi evidentemente también intrigaron a los lectores. Y así, el libro tuvo el efecto inesperado de inspirar a personas que llevaban tiempo buscando formas mejores de vivir. Estados Unidos como sociedad podría estar distanciándose rápidamente de la sostenibilidad, pero las personas aún podíamos intentar vivir como ecotopianos. De hecho, podíamos practicar la sostenibilidad. Estados Unidos se estaba volviendo terminalmente dependiente del automóvil, pero nosotros aún podíamos caminar, montar en bicicleta, aprender las rutas del autobús, y tal vez vivir más cerca del trabajo y de las compras7. La mayoría de los estadounidenses podían pasar un porcentaje ominoso de su tiempo frente a los televisores y luego las pantallas de los ordenadores, pero aun así podíamos caminar y acampar en áreas silvestres, probar alimentos silvestres, navegar en kayak por ríos salvajes y ayudar a restaurar arroyos y pastizales. A nuestro alrededor la gente podía estar viviendo una vida acelerada, estresada y consumista, pero aun así podíamos usar ropa simple y duradera, disfrutar de conversaciones largas y serias, reparar las cosas que se estropean y comer alimentos orgánicos,»lentos», preparados en casa con nuestros amigos. Las posibilidades, una vez que empiezas a pensar y vivir como un ecotopista, son infinitas.

La visión esperanzadora de Ecotopia es seguramente parte de su atractivo para los lectores más jóvenes. La esperanza no abunda en nuestro mundo actual, y cuanto más conscientes somos de los problemas medioambientales, en sentido amplio, más deprimidos podemos sentirnos. En realidad, existe convergencia entre los académicos con respecto a nuestro futuro probable, e incluso algunos escenarios corporativos reconocen nuestras dos únicas alternativas: Verde o Caos. Tanto si nos encaminamos hacia un aterrizaje forzoso como a uno suave, nuestro consumismo dependiente de los combustibles fósiles llegará a su fin. Si logramos evolucionar en direcciones ecotópicas, personal y socialmente, minimizaremos el trauma que implica un cambio social tan fundamental. Y por eso, aunque vivimos en este momento en una Edad Oscura de la Ecología, sabemos que nada permanece igual durante mucho tiempo. La historia no tiene un final, y no habrá un final para la visión ecotópica de una habitabilidad responsable de nuestro planeta.

Ser autor de Ecotopía ha sido como ser padre de un niño de talento. En realidad, tú no eres el responsable de las habilidades del niño, los genes involucrados provienen de cientos de ancestros. Ecotopía se cosió como una especie de colcha a partir de ideas, aún no conectadas, que circulaban por la sociedad del momento. El patrón era evidentemente nuevo y bastante llamativo, que Ecotopia abra las mentes de los lectores a nuevas posibilidades, rompiendo el velo de la aparente inevitabilidad de la continua degradación ambiental, la alienación social, el declive de la comunidad y el estrés personal. Ahora, en todo el mundo, hay personas que, al menos en nuestro corazón, cuestionamos nuestra manera de hacer las cosas y anhelamos el cambio. Ecotopía nos enseña –me enseñó a mí, mientras lo escribía– que es bueno soñar, disfrutar dándole la vuelta a ideas aceptadas, imaginar cómo ser feliz, disfrutar de las relaciones de apoyo mutuo con nuestros semejantes seres sintientes –e incluso con nuestro gobierno8.

A veces la gente pregunta para quién escribí Ecotopía. Como no esperaba mucho en ventas o influencia, lo escribí para mí. Pero de manera inesperada cambió mi vida y me trajo, como a Weston, a casa.


Ernest Callenbach
Berkeley, california
Agosto de 2004

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(1) Así arranca la descripción de portada de la primera edición de Bantam (1975) de Ecotopía. Lo que sigue es un «refrito» que pretende captar la idea de varias ediciones.

(2) Epílogo del «editor» ficcional de la obra.

(3) Callenbach se adelanta aquí también a la licencia CC BY-ND 4.0 de Creative Commons 😉

(4) Eso al menos defiende el autor de este estudio sobre la credibilidad de la utopía: Cummings, Michael S. ‘Credibility of Transition in Callenbach’s Ecotopia Emerging: Lessons for Practical Utopians’. Utopian Studies, no. 2 (1989): 69–77. https://www.jstor.org/stable/20718907.

(5) Índice de Ecotopía

  • 01.- La próxima misión de Weston: Ecotopía
  • 02.- William Weston en su viaje a Ecotopía
  • 03.- El paso de la Frontera Ecotopiana
  • 04.- Las Calles de la Capital de Ecotopía
  • 05.- Alimentación, Aguas Residuales y Estados de Equilibrio
  • 06.- La vida sin Coches en los Barrios Nuevos Ecotopianos
  • 07.- La vida antideportiva en Ecotopía
  • 08.- La TV Ecotopiana y sus Accesorios
  • 09.- La Economía Ecotopiana: Frutos de la Crisis
  • 10.- En los Grandes Bosques de Ecotopía
  • 11.- ¿Descenso sin caída?: El Reto de población Ecotopiano
  • 12.- Retorno al Salvajismo: La Cara Oculta de Ecotopía
  • 13.- Sus plásticos y los nuestros
  • 14.- Las mujeres en el poder: políticos, sexo y leyes en Ecotopía
  • 15.- Control de los trabajadores, impuestos y empleo en Ecotopía
  • 16.- La raza en Ecotopía: ¿apartheid o igualdad?
  • 17.- Energía solar y marítima
  • 18.- Las comunicaciones en Ecotopía: Prensa, TV y Editoriales
  • 19.- Las Sorpresas de la Educación Ecotopiana
  • 20.- La Vida en Tubos de Plástico
  • 21.- Separación de Funciones: Investigación y Enseñanza
  • 22.- La Música Ecotopiana, la Danza y otras Artes
  • 23.- Hospitales y Salud: La Vía Ecotopiana
  • 24.- Ecotopía ¿Desafio o Ilusión?
  • 25.- El Trabajo y el juego de los Ecotopianos
  • 26.- Epílogo del editor

(6) Unos 676,000 resultados (0.37 segundos) en el momento de revisar esta traducción. 07-12-2023

(7) La ciudad de los 15 minutos, hoy.

(8) Realmente utópico 😉

Imagen destacada: Portada de Ecotopia de Mark Harrison (1989)

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